París...

Mario, hoy toca la primera lección de burocracia...

Cuando nazcas y seas capaz de escuchar y entender lo que dice la gente (yo aún no lo he conseguido), oirás en multitud de ocasiones que "los niños vienen de París, que los traen las cigüeñas", seguido de una risita.


Posteriormente, cuando vayas creciendo, aprenderás muchas cosas... y tus padres te contarán de dónde vienen los niños realmente, con lo que pensarás que la frasecita anterior no tiene sentido.

Pues no, has de saber la verdad desde el principio: es cierto que los niños no vienen de París y que no los trae la cigüeña, pero sí hay que pasar una serie de trámites administativos y burocráticos para conseguirlo:

1. La concepción: Éste paso te lo contarán tus papis cuando crezcas un poco. No te dejes engañar, que te cuenten la verdad.


2. Formularios parisinos: Cada tres meses, desde la concepción, hay que confirmar en París el pedido, solicitando además una serie de características. Tus padres no pudieron ir en diciembre, que es cuando tocaba, así que viajó tu "tío" Juan y, entre otras cosas, no tuvo más remedio que elegir el sexo para evitar el nombre del que ya te hemos hablado. Ahora, en marzo, se cumple el segundo plazo de tres meses y en la capital francesa se encuentra tu padre, que atará los últimos cabos para que todo salga perfectamente.


3. El nacimiento: Si tu padre aguanta, como es debido, deberías tener un DVD, Blu-Ray o cualesquier otros sistemas de almacenamiento futuro que mi imaginación no puede ni soñar, en el que podrás ver cómo viniste al mundo.

Así que, ya sabes: en este mundo al que llegas todo va por burocracia. Pasos y más pasos, papeleos y más papeleos. Yo te aviso para que te vayas preparando.

Espero que, en agradecimiento al viaje a París del primer trimestre, algún día me dediques un gol, a pesar de tu mami ;-).