Fue el 15/05/2007. Primero cruzaste el cuarto de baño. Tus ojos y los míos estaban “enganchados”. Tú, probablemente, tratabas así de ignorar aquel inmenso espacio vacío y aterrador que amenazaba con tragarte. Yo no rezaba porque, ni es mi costumbre, ni afecta que se sepa, al principio de conservación de la cantidad de movimiento. Tu cara estaba radiante de alegría y reía en una mezcla de miedo y placer ante el riesgo presentido.
Terrible, Mario. Es la primera vez que te colocas “voluntariamente” en una situación de peligro casi mortal. Tú y yo lo sabemos: sólo cuando Sigfrido mató aquel dragón corrió un riesgo que se aproximase al tuyo. Después convalidarías tu gesta cuando salimos a la calle y te hiciste el caminillo que cruza el jardín con una resolución que ya casi no volveríamos a ver hasta fechas próximas a tu cumpleaños.
Por los mismos días exhibiste una capacidad que yo al menos, no había observado nunca en humano de ninguna edad: no sé si sería el miedo, la alegría o la “responsable prudencia” que siempre te honrará, pero eras capaz de emitir un grito tan agudo y doloroso para los tímpanos que aún no he podido establecer si , cuando dejaba de oírlo, tú te habías callado o, simplemente, la onda había saltado ya el umbral de mi sensación y habías entrado en frecuencia de ultrasonidos.
Terrible, Mario. Es la primera vez que te colocas “voluntariamente” en una situación de peligro casi mortal. Tú y yo lo sabemos: sólo cuando Sigfrido mató aquel dragón corrió un riesgo que se aproximase al tuyo. Después convalidarías tu gesta cuando salimos a la calle y te hiciste el caminillo que cruza el jardín con una resolución que ya casi no volveríamos a ver hasta fechas próximas a tu cumpleaños.
Por los mismos días exhibiste una capacidad que yo al menos, no había observado nunca en humano de ninguna edad: no sé si sería el miedo, la alegría o la “responsable prudencia” que siempre te honrará, pero eras capaz de emitir un grito tan agudo y doloroso para los tímpanos que aún no he podido establecer si , cuando dejaba de oírlo, tú te habías callado o, simplemente, la onda había saltado ya el umbral de mi sensación y habías entrado en frecuencia de ultrasonidos.
Veamos. He aquí al héroe con sus habilidades consolidadas:
Obsérvese: cacho de pan en la derecha y caja de pilas en la izquierda “le salvan de caerse”. Y para terminar otra muestra más de estas habilidades para mantener el equilibrio (esta vez sin utensilios en las manos) y sonreir a la vez:
Posted by "El Agüelo"
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