Monday, April 17, 2006

Divagaciones del agüelo...

-Físicos, guardaos de la metafísica y... de Disney”-

Que diría hoy un “tatarabuelo ilustre” tuyo. (De los muchos que tienes y a los que irás conociendo más íntimamente según crezcas: Galileo, más padre del anterior que Jorge tuyo; A. Einstien; G.Cantor; v. Neumann –del que son deudores específicos tus padres y múltiples tíos-; D. Hilbert; J.S.Bach; Mozart; Bettohoven; Picaso, y... tantos... que te sentirás alegre y orgulloso de haber nacido en este planeta )

Yo espero que tú también te guardes de la metafísica, aunque nosotros, los que hablamos contigo cuando aún eres sólo un personaje, nos veamos obligados a movernos en ella mientras tú no pases a ser una persona Ciudadano de este Mundo que, aunque manifiestamente mejorable, es el único que hemos sido capaces de prepararte. (El mundo es, de momento para ti, tu “meta-madre” y ella es la única para la que eres un humano de existencia física y plena con el que tiene el privilegio de vivir).

Tu padre me asombra permanentemente por su capacidad de anticipación y, aunque todavía no puede ni soñar el pobrecillo lo que llegará a quererte, (yo sí por que soy el agüelo y tengo esa experiencia) se comporta con un celo protector, también hacia tu madre, tan asombrosamente eficaz que puede llegar a ser hasta peligroso para quien esté cerca, si comete el menor error que él estime perjudicial, o simplemente molesto, para cualquiera de los dos.

En cuanto a los nombres, primer tema en liza, yo sí tengo que decir una cuantas cosas: La primera es que para mí sí ha sido un alivio no tener que elegir un nombre de mujer. Y no por tener dificultad para proponer unos cuantos que me encantan, sino por que al no ser niña, no tendré siquiera la posibilidad de compararte con tu madre que fue, y es, ya la verás por fuera cuando asomes, preciosa.

Un primer problema con los nombres es que siempre connotan algo o con alguien y distraen la atención a cerca de quien designan: Héctor, domador de potros. Menelao, ilustre cornudo( San José no porque, según San agustín, la Virgen concibió por el oído -cuenta Molloy, de Samuel Beckett, en sus “meditaciones teológicas”-. Sigfrido, además de requerir una abuela teutona que no es el caso, me apesta a narciso...

... Sin embargo, Mario, ese sí que me gusta sin restricciones: “El camarada Mario”, es una frase con un agradable tufillo a partisano o al maquis. Mario es, por otra parte, un nombre que nadie achacaría a un yanqui, británico o teutón, que lo son casi siempre, si alguna vez te dan el Nobel o una Medalla Field. Definitivamente, ese es el mejor nombre para ti por que es el tuyo y... difícilmente ningún nombre podría haber tenido mejor suerte.


Hasta pronto Mario, un abrazo muy fuerte.

Amor, Arte, Libertad, Física, Besos, Música y Chocolate... para ti.

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